miércoles, 11 de mayo de 2016

RESOLUCIÓN 1325

El estado colombiano asumió el compromiso de cumplir con  la Resolución 1325 del consejo de Seguridad de Naciones Unidas con relación a la promoción de la participación de las mujeres en los procesos de prevención,  protección, negociación de los conflictos y consolidación de la paz, mediante el establecimiento de mecanismos y políticas públicas relacionadas a la seguridad y justicia de las mujeres sobrevivientes del conflicto armado interno.
A 15 años de existencia es evidente que en Colombia  se requiere voluntad política, de Estado  para  crear las condiciones y asignar los recursos del presupuesto general de la nación, que permitan las  garantías de no repetición de los hechos y resarcimiento a las víctimas del conflicto armado interno. Desde las instancias gubernamentales aún no existe una política pública que garantice la seguridad de las mujeres en contextos de conflicto y pos acuerdos y tampoco se ha incorporado a las mujeres en los espacios de toma de decisiones para la prevención, gestión y solución de conflictos.
Las principales acciones que han de desarrollarse en el marco de esta importante resolución están relacionadas con: a) la implementación de medidas para proteger los derechos humanos de las mujeres y las niñas; b) la  prevención de todas las formas de violencia contra la mujer, en particular la violencia sexual y la violencia basada en el género, c) la  incorporación de medidas para proteger los derechos humanos de las mujeres y niñas en los marcos normativos de seguridad nacional. De lo que se trata es que se establezca un marco normativo que dé cuenta de  la situación y las necesidades de las mujeres  y las medidas que se toman para su protección además de un efectivo sistema operativo de justicia que impida la impunidad que ya es bastante diciente en el país.
El conflicto armado afecta a las mujeres de múltiples maneras, siendo la violencia sexual la de mayor prevalencia e impacto socio-cultural, y la falta de garantías para prevenir lo que hasta el momento ha sido recurrente.
Sin embargo se hace necesario reconocer que uno de los aspectos más desarrollados de la Resolución es la atención a las necesidades específicas de las mujeres, sobre todo en aquellas que se hallan en contexto de desplazamiento forzado. Tanto el Auto 092 de la Corte Constitucional  así como las agencias de  Naciones Unidas, han contribuido  de  forma  trascendental  en la incorporación de la Resolución en este aspecto. A pesar de esos pequeños avances existe un desconocimiento  de sus alcances y potencialidades en contextos de conflicto, y a futuro en los de negociación y post acuerdos, en tanto  una paz sin democracia y la participación de las mujeres no es posible.
Otras resoluciones fortalecen y recomiendan a los Estados que las mujeres tienen derecho alacceso a la justicia, a vivir una vida  sin violencia y a ejercitar plenamente sus derechos.  
Desde  la sociedad civil hay grandes avances ya que las mujeres organizadas están trabajando en la implementación de planes o rutas de Acción pero sin embargo esto exige respuesta del gobierno para que se establezca políticas públicasespecíficas con designación de presupuesto para las instituciones encargadas de prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
La defensa de los derechos humanos en Colombia continúa siendo una actividad de alto riesgo que compromete la vida de quienes la ejercemos. Llamamos la atención sobre la persistencia de la violencia sociopolítica a través de amenazas y ataques contra mujeres líderes, defensoras de derechos humanos y organizaciones feministas; amenazassuscritas por las denominadas autodefensasque circulan principalmente por correos electrónicos, que pretenden diezmar el liderazgo político de las mujeres. Estamos frente a obstáculos estructurales que en forma histórica han sido impuestos por nuestra participación política.
“Al respecto, la Corte Constitucional Colombiana profirió el Auto 098 de 2013, en el cual reconoce que la labor de defensa de los derechos humanos en Colombia es una actividad altamente peligrosa, que en los últimos años,  ha exacerbado el riesgo extraordinario de género para las mujeres. Este Auto, en concordancia con otros pronunciamientos, le endilga responsabilidades concretas al Estado, para la protección de las y los defensores de derechos humanos, y para la promoción de una cultura de respeto a los mismos, que en últimas, reivindica la vida y la paz. Como organizaciones de la sociedad civil, y como miembros de distintas plataformas y redes de organizaciones feministas y de mujeres, que estamos trabajando por la construcción de la paz, manifestamos nuestra preocupación ante estos hechos, y hacemos un llamado al Estado colombiano para que cumpla con dichas órdenes.”[1]

Por: ROSARIO MONTOYA



[1] COORPORACCION HUMANAS INFORME 2015.
*Rosario Montoya. Defensora y activista de los derechos Humanos. Directora de la Corporación CEAC, Integrante de la Confluencia de Mujeres para la acción pública.

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