martes, 1 de abril de 2014

TERRITORIOS URBANOS

Ginna Otero Serpa
Confluencia de mujeres Atlántico

El territorio es una construcción social desde la historia, la representación y   la apropiación simbólica y material que los sujetos hacen del espacio. El territorio es una realidad de la dinámica social en la que se desarrollan aspectos económicos, políticos, culturales y de identidad que se manifiesta en el uso y control del espacio físico.

En las últimas décadas América latina experimentó un crecimiento  en las poblaciones urbanas producto de los movimientos de poblaciones rurales, en Colombia como en la mayoría de los países de Latinoamérica estos movimientos se dieron como consecuencia del modelo económico que centralizó el desarrollo industrial y post- industrial en las grandes ciudades y agudizó la exclusión histórica y social existente en las poblaciones rurales.  En el país el conflicto social y armado generado a partir de las disputa por la tenencia de la tierra agudizó las migraciones de poblaciones étnicas y rurales a las áreas urbanas.

 En el territorio urbano se expresan las complejidades de los procesos y de las relaciones sociales, económicas y culturales, es modelado y producido por la dinámica social en la que se reflejan los cambios producidos por las economías. Las áreas urbanas no son de ninguna manera áreas estáticas, por el contrario, están sujetas a cambios y mutaciones muchísimo más elevadas que en las áreas rurales, estas formas constitutivas se modifican constantemente en función de las transformaciones estructurales y coyunturales de la sociedad en un continuo desarrollo, las  transformaciones operadas como consecuencia de los avances de la reestructuración y de la globalización, la producción del territorio ha quedado en lo esencial, en manos del capital privado, actuando básicamente según las indicaciones de un mercado escasamente regulado.

En este sentido las luchas por el territorio urbano se enfrentan a las contradicciones de las políticas de desarrollo urbano producto de la globalización y la  apertura económica. Los contrastes en el territorio urbano se agudizan y crecen. Una nueva geografía social se evidencia con el incremento  de los enclaves de la pobreza, que contrastan fuertemente con el aumento de riqueza en los sectores de más alto consumo, con patrones homogeneizados a escala internacional.

Debido al incremento de las poblaciones urbanas, aparece un nuevo fenómeno de sub-urbanización. En las periferias se presentan dos propuestas, por un lado las que son impulsadas por los sectores privados dirigidas a un segmento de la población que es homogénea y de ingresos económicos medios y altos. Y por otro lado el impulso de proyectos de vivienda de interés social y los asentamientos de las comunidades desplazadas (Las mujeres son quienes más acceden a la vivienda de interés social,  en su mayoría son mujeres cabeza de familia)  mientras, las primeras gozan de seguridad, zonas recreacionales bien acabadas y homogeneidad  en la población, las segundas carecen de todas estas, a esa situación  se suman los conflictos y violencias, el acceso parcial a los servicios públicos entre otras.

Así mismo las mujeres en los territorios urbanos  se ven despojadas del espacio público, obligadas a transitar lugares en los que haya menor riesgo de comprometer su integridad física y mental. La infraestructura juega con el miedo de las mujeres: los callejones oscuros, los parques, la ausencia de alumbrado público, las zonas de tolerancia y drogadicción constituyen en una amenaza latente y genera terror en la vida de las mujeres.

Dada la orientación dominante de las políticas que se muestran en el territorio, orientadas a una mayor competitividad de la estructura urbana, parece ineludible advertir que la sostenibilidad de ese modelo competitivo demanda una atención privilegiada a los desequilibrios sociales y espaciales que permita romper con los crecientes círculos de pobreza. No parece creíble que estas ciudades resulten competitivas y que puedan insertarse en el nuevo panorama económico mundial ofreciendo sus ventajas comparativas, con una suerte de autonomía de las propias contradicciones en su territorio urbano, sin considerar las nacionales y regionales, si no se incluye como dimensión fundamental, más allá de los imperativos macroeconómicos, el proceso social de construcción y negociación en donde los intereses de los distintos actores sociales Puedan entrar en un diálogo prepositivo que permita construir una eficiente Gobernabilidad.

No habrá definición de política urbana, de políticas territoriales ni de vivienda social adecuada, en el marco del ajuste estructural, si no están acompañadas De una fuerte acción del Estado para el desarrollo social, lo cual implica trabajo, Educación, salud y servicios básicos. A la vez, es necesario atender a las fuertes Transformaciones  socio demográficas que implican políticas para la diversidad.


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