miércoles, 17 de agosto de 2016

Claridades sobre la “Ideología de género”

La polémica suscitada a raíz de la aparición de unas cartillas sobre diversidad sexual que el Ministerio de Educación Nacional pretendía implementar como parte de un proceso pedagógico para docentes y administrativos en los colegios, obedeciendo un mandato de la corte constitucional,  ha desviado el debate y verdadero origen del asunto que es el tratamiento  y mecanismos contra la discriminación que las instituciones educativas – en los manuales escolares -  deben dar a los jóvenes con identidades y orientaciones sexuales diversas para que casos como el del joven Sergio Urrego no vuelvan a repetirse.

Por un lado se ha desviado la cuestión de fondo - antes mencionada-  y  por otro lado han salido a la luz viejos odios y discursos retrógrados en un momento en el que el país parecía avanzar en materia de derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBI: La desinformación, las verdades a medias y la manipulación mediática han sido utilizadas por parte de quienes se oponen a la restitución de estos derechos, valiéndose de la tergiversación y el señalamiento de la existencia de una “ideología de género” que se quiere imponer en contra de la familia, la heterosexualidad y la moral cristiana.

Aunque la realidad es que el tema tiene muchos puntos que analizar y que sólo el tiempo podrá darnos más  luces del significado de estas manifestaciones, lo cierto es, que resulta llamativo que nuevamente se empiece a incorporar la palabra “ideología” para referirse a la definición del género que se viene manejando desde el discurso feminista, esta noción de “ideología” no es nueva, la Iglesia Católica ha utilizado este término casi que desde la existencia misma de la categoría de género, lo novedoso del asunto es que se ha generalizado el uso de este término, - basta recordar que hasta el presidente de la Republica y la propia ministra se han referido a esta- de una manera irresponsable y sin un análisis concienzudo del significado de la categoría de ideología otorgada al género.

Desde esta perspectiva la “ideología de género” tiene como blanco la destrucción de la familia y de los valores cristianos. Si partimos de esta simple definición, no puede resultar extraño que en un país fervorosamente cristiano miles de personas se movilicen en contra de la tal “ideología”. Esta es una estrategia que sirve para eliminar o minimizar  cualquier posibilidad de debate al respecto. El  género no se trata de una ideología que pretende imponer, adoctrinar o enseñar a los niños y niñas a ser simplemente homosexuales, de lo que se trata es de poner en cuestión ciertas prácticas y orientaciones hegemónicas. Entendido lo hegemónico como Ideas o conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son construcciones sociales.


En este sentido empezar a hablar de diversidad sexual es un asunto necesario que no admite concesiones, así lo han evidenciado en múltiples ocasiones y contextos las prácticas discriminatorias y el matoneo del que son objeto las personas con orientaciones sexuales diversas. El género resulta una categoría útil para entender esta realidad, si al menos estamos en disposición de abrirnos a un debate real.  Hay que apelar al hecho de que nuestras creencias religiosas o de cualquier tipo, no son verdades universales ni absolutas y que para conciliar estas disputas, debemos reconocer que los únicos principios que deben ser universalmente validos son los de la igualdad y libertad para todos los seres humanos. El respeto y la tolerancia son aliadas incondicionales para que el debate resulte constructivo y aporte a la construcción de la paz que añoramos las mayorías, paz completa, duradera con justicia social y equidad.

 Por: GINNA OTERO SERPA

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