Es de conocimiento a nivel
nacional que la Corte suprema de justicia se encuentra adelantando el trámite
para escoger al nuevo Fiscal General de la Nación.Existen tres candidaturas
para dicha aspiración; Yesid Reyes, Mónica Cifuentes y Néstor Humberto
Martínez, quien antes de la última sesión tenía la mayor votación.
El pasado viernes 10 de junio
la Corte Suprema aplazo la votación por cuanto ninguno de los ternados obtuvo
los 16 votos requeridos para hacerse titular del ente acusador.
Durante las deliberaciones a
puerta cerrada, la Corte formuló una pregunta relacionada con las violencias y
feminicidios, en la que se indago acerca de; ¿Qué política piensan
implementar para combatir y prevenir los feminicidios y la violencia
intrafamiliar en Colombia?. Con relación a esta pregunta llama
poderosamente la atención la propuesta planteada por Néstor Humberto
Martínez relacionada con “descriminalizar la Violencia Intrafamiliar”, argumentando
que se necesita una revisión desde el punto de vista sociológico a la
criminalización de la conducta, ya que al criminalizarse la
violencia intrafamiliar se está llevando es a una ruptura
del tejido familiar.
El otro aspecto nefasto de la
propuesta es plantear que instancias de menor decisión como el Instituto de
Bienestar Familiar y las Casas de Justicia asuman la responsabilidad de dar
atención y tratamiento al tema de las violencias que acontecen en la vida familiar
y que afectan nuestra integridad, dignidad y protección. De esa manera nos
preguntamos ¿Que pasara con nosotras las mujeres en el país, al trasladar
esta responsabilidad al ICBF y las casa de justicia,si solo en Colombia en el
año 2015 según la policía nacional se registró un incremento del 118% de los
casos de violencia intrafamiliar?. Es
evidente que la justicia no ha operado con celeridad frente a las
situaciones de violencias y feminicidios que hasta el momento se han registrado
en nuestro país.
Los argumentos esbozados abren
nuevamente el camino para ir legitimando
una postura conservadora en las altas
instancias de gobierno,que reafirman y
validan este modelo capitalista patriarcal, sexista y misógino que se reproduce en todas las instancias
de la vida del país. Aunque las leyes logradas hasta el momento,intenten saldar
la deuda histórica que la sociedad tiene con nosotras las mujeres que
representamos el 51% de la población.
Al respecto creemos que de
llegar a ser elegido Néstor Humberto Martínez como nuevo Fiscal General de
Colombia, estaremos ante un nuevo retroceso en materia de garantías para la protección
de nuestros derechos. El núcleo familiar no se rompe por que se criminalice al
agresor sino que es es la violencia la que produce la ruptura del tejido
familiar.
Nos preocupa que cada día en
Colombia altos funcionarios asuman posturas en desfavor de las mujeres;
nosotras vemos consternadas a un procurador impregnado de misoginia, un Defensor del Pueblo que renuncio a
su cargo por denuncias de acoso laboral y abuso sexual, aún está fresca en
nuestra memoria lo ocurrido en la Alcaldía de Bogotá ante el caso Rosa Elvira
Celis, instancia que responsabilizó a la víctima y justifico el atroz y
aberrante femincidio ocurrido en el parque nacional.
Lo de Nestor Humberto Martínez
no es un caso aislado, corresponde al pensamiento androcéntrico patriarcal que
gobierna al país a través de sus instituciones. Que un aspirante a fiscal esté planteando
“descriminalizar la Violencia Intrafamiliar” no es otra cosa
que minimizar las violencias hacia las mujeres, volverla
querellable, y seguirle dando un trato de segunda, buscando
favorecer a los victimarios y reafirmar la tesis que entre marido y mujer nadie
se debe meter, es dejarla de asumir como un asunto público, de derechos
humanos, de salud pública, en última como un asunto de país.
Detrás de esta mascara de
la justicia se esconde el verdadero rostro del patriarcado; los avances
que en materia legislativa se han logrado en
el país se escurren como el agua entre los dedos. Las
mujeres seguimos apostándole a una vida libre de violencias, al acceso a la
justicia para todos y todas.
Por Yuly Otero Vergara
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