La última semana del mes de
marzo de 2016 se recordara como una semana de hondo significado para la paz de
Colombia, pasara a nuestra historia como la fecha del anuncio público de las
conversaciones entre el gobierno y el ELN, la segunda guerrilla en Colombia.
Con este anuncio se afianza la esperanza de la inmensa mayoría de colombianos y
colombianas de poner fin de una vez por todas al conflicto armado social y
político más largo en el planeta y se hace en un momento en el que parecía
empantanarse el proceso de diálogo entre el gobierno y las FARC – EP.
Sin embargo, pocos días
después el país se estremecería con nuevos hechos de violencia propiciados por
las “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” o los urabeños, o clan Usuga quienes
le declararon la guerra a la fuerza pública y al proceso de paz, en represalia
por los golpes propinados contra ellos por la fuerza pública.
Hoy por hoy esta agrupación
se erige como una poderosa banda delincuencial que a base de narcotráfico,
extorsión, contrabando, blanqueo de dinero ha acrecentado su poder económico,
militar y territorial. La acción delincuencial de esta agrupación abarca casi
todo el territorio nacional pero su centro de control territorial y operacional
es el Urabá chocoano, antioqueño y casi toda la región Caribe.
Hechos que sin duda se
constituyen en seria amenaza al proceso de paz que se adelanta entre el
gobierno y las insurgencias de las FARC –EP y el ELN. Coincidencialmente a este
accionar terrorista el centro democrático, partido político que representa a la
ultraderecha colombiana en cabeza del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, convoca
a movilizaciones fundamental y esencialmente contra el proceso de paz bajo el
argumento de que el gobierno se ha postrado de rodillas al Castro – Chavismo a
quien señalan como el verdadero enemigo.
Como buenos estrategas
comunicacionales el “centro democrático”, utiliza como banderas de convocatoria
los graves problemas sociales, económicos y políticos que
padece el
pueblo colombiano a consecuencia de la implementación del modelo neoliberal en
cabeza del Santismo. Problemas que tienen raíces históricas en el que múltiples
gobiernos que han transitado en el ejercicio de la gobernabilidad y el poder
han contribuido a hondar la crisis.
Sin duda y sin entrar en
profundas argumentaciones es de conocimiento que durante el gobierno de Álvaro
Uribe Vélez desde la gobernación de Antioquia y pasando por la presidencia de
la república en sus dos períodos, el paramilitarismo en nuestro país se
extendió por todo el territorio nacional, afianzando su poder de control y
dominio territorial; sin que para ese entonces e incluso en el momento actual,
no haya poder humano que logre extirpar de raíz este mal que no ha hecho otra
cosa sino arrinconar y llenar de miedo a la población colombiana.
La revista Semana en su
publicación del 3 de abril del presente año señala que: “Para nadie es un
secreto el poder que han tenido los grupos de corte paramilitar desde hace 20
años en el Urabá” en referencia al audio puesto a circular por el clan de los
usugas, quienes bajo la denominación de Autodefensas Gaitanistas de Colombia,
decretaron un paro armado en Urabá, Antioquia y Córdoba intimidando a la
población. Este accionar no ha cesado por cuanto ha sido acompañada de
panfletos amenazantes que vienen circulando en la región Caribe, amenazando a
estudiantes, trabajadores y profesores a quienes señalan como auxiliadores de
la guerrilla.
Empecinarse en que se perpetúe el conflicto armado en el
país no es solo expresión de una concepción guerrerista es también expresión de
una apuesta económica, el segundo negocio más rentable en el mundo es el de las
armas, el cual se encuentra estrechamente vinculado al más rentable de todos
los negocios; el narcotráfico. Ambos en manos de los enemigos de la paz. Ese es
el trasfondo, ese es el meollo del asunto. Claro que para ganar simpatizantes
se camufla con las banderas del desgobierno santista. Vivimos un momento
histórico que no podemos desaprovechar. Es ahora o nunca, ya están sentadas las
insurgencias con el gobierno ahora es el turno de las inmensas mayorías del
pueblo. Como decía Gandhi: “No hay caminos para la Paz, la Paz es el camino”.
Por: YULY OTERO VERGARA
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